Seamos Agradecidos
Reflexiones bíblicas de la vida cristiana.
Paz.
En nuestros pueblos son evidentes los altos niveles de inquietud y ansiedad. Las presiones sociales a los que nos vemos sometidos, la inseguridad, la impotencia, la soledad y el miedo a un futuro incierto, causan que la anhelada paz se aleje de nosotros.
Al definir la paz, podemos decir que es un sentimiento de seguridad, de tranquilidad, de quietud cuando se está bien con uno mismo, con su conciencia y con el Creador.
Cada vez que hablamos de paz, pareciera algo inalcanzable, pero anhelada por muchos. Es por ello que surge la pregunta ¿Cómo obtenerla? En un mundo en donde cada quien busca lo suyo, una sociedad afectada por el estrés, a esto podemos sumarle la corrupción, lo cual produce gran incertidumbre. La paz pareciera más bien una ilusión o un espejismo.
Quizás esta inquietud estaba en los discípulos de Jesús. Poco antes de ir a la cruz el Señor anima a sus discípulos con estas palabras, “la paz os dejo, mi paz os doy; yo nos os la doy como el mundo la da.” Juan 14:27, Les brindaba su paz a sus discípulos, ya que iba a hacer la paz entre nosotros y el Padre por medio de su sacrificio en la cruz. Col_1:20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
Al resucitar al tercer día, se dirigió a sus discípulos y les dice “Paz a vosotros” Lucas 24:36. Que gloriosa obra de Cristo para traer paz al ser humano.
Es por ello que la paz genuina llega a nuestra vida cuando recibimos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, experimentando su presencia por medio de su Espíritu. Esa paz hecha fuera el temor a las circunstancia cotidianas, a la muerte y lo porvenir. En Cristo gozamos de una vida nueva, confiando en la promesa del Señor quien nos dice “Mi paz os doy” Una paz inagotable, segura, verdadera, lo cual no se asemeja en nada a la paz que el mundo ofrece.
Ven a Cristo y goza de su paz.
Cristóbal Yáñez
IEC Panamá.